Soy la mujer
que mira a los hombres mirando a las mujeres,
soy la mujer observada por el hombre
y la mujer incapaz de verse a sí misma…
Aun así,
leo tus poemas y no estoy en tus palabras
(soy indefinible, inconmensurable);
no hay sangre en tus esculturas (soy menstruación),
ni imperfección en tus lienzos (soy estría).
No me interpretes:
cuanto vislumbras es solo una silueta frente a la ventana.
No soy una obra maestra, ni divina proporción.
No soy un segundo sexo, ni un útero;
tampoco soy placer colateral.
Renuncia a deformarme a tu parecer:
no soy arcilla, ni canon.
Yo soy el mensaje subyacente, profundo y expresivo.
Soy identidad.
También soy vida, fluidez y tiempo.
No me deshumanices, no me sometas.
Soy naturaleza libre e insubordinada.
Soy, soy, soy.