En la soledad de la compañía,
hallando regocijo en la levedad,
consciente que nada es mío
y a nada pertenezco—
ojos limpios e inocentes,
sin futuro ni genealogía.
Me acunarán las manos cansadas de guadañas.
Moriré, pero no sin evocar el verbo.
En la soledad de la compañía,
hallando regocijo en la levedad,
consciente que nada es mío
y a nada pertenezco—
ojos limpios e inocentes,
sin futuro ni genealogía.
Me acunarán las manos cansadas de guadañas.
Moriré, pero no sin evocar el verbo.